domingo, 4 de octubre de 2009

ritmo de la noche

Nunca he salido demasiado en Fiestas. Hace por lo menos siete u ocho años que no paso en la feria más de diez minutos. Pero me encanta el ambiente en la ciudad, el que haya gente a todas horas y las dos de la mañana parezcan las cinco de la tarde de un sábado cualquiera. Me encanta el ruido, me encanta el olor. Lamentablemente todo acaba, y ayer acabaron estas fiestas. Nunca las disfruto especialmente, ya digo, pero este año aún menos, porque trabajando no queda tiempo para nada. Anoche, para cerrar, venían los Vetusta Morla. Había escuchado el disco una vez o dos pero no me llamaba la atención. Aunque empecé el concierto jugando al sudoku del móvil y probando el Nokia 5800 de una amiga por si me lo compro, la verdad es que acabé disfrutando bastante. Les pasa al revés que a Mando Diao, los de Tres Cantos mejoran en directo.

A veces creo que los conciertos me emborrachan. Al acabar estoy locuaz e hiperactivo. Y la mañana siguiente tengo resaca, digamos resaca musical. He estado todo el día como con una nube en la cabeza, la voz me falla a ratos y el oído me pitaba aún esta mañana. Y todo eso un miserable roncola no lo hace. A pesar de disponer de barra libre, tras el de Madonna no estuve tan zombi, qué curioso.

Mientras me preparo para la vuelta a la dura vida laboral, cruzo los dedos, que ayer vi unos pisos, y dos estaban muy bien. A ver si recibo un pronto y me quito una preocupación de encima, que falta me hace. Al menos esta semana es más corta. Cosas de vivir en Valencia. Bendito 9 de octubre.

Y de repente me he obsesionado con una cazadora Levi's. ¿Pero esto qué es?