
He completado más de cinco giras mundiales. He grabado cinco videoclips. He publicado siete singles. Me he casado siete veces, una de ellas con un hombre y dos de ellas con la misma mujer. Tengo siete hijos biológicos y una adoptada de mi primera mujer. Me uní al Mile High Club y llegué a ser alcalde de mi ciudad después de ser policía, juez y tesorero. En mi cuenta ha habido más de dos millones de dólares, tengo un coche en cada continente y pisos en Los Angeles, Montreal y Barcelona. He matado zombis en lugares de todo el mundo, perseguido a un tirano resucitado por las catacumbas de Londres y descubierto maravillas inexplicables en lo alto de las montañas de Noruega, en el sofocante desierto de Suráfrica, en los interminables bosques de Rusia y en las profundidades de Singapur. Me codeo con artistas que ganan cientos de miles de millones cada año, con gobernantes eternizados en sus puestos y con gente con el suficiente poder como para comprar elecciones o derrocar gobiernos.

Mi hija mayor gana más dinero que yo. Mi hijo mayor sólo tiene 12 años pero me odia y planea hundirme. Fui dueño de gimnasios, bufetes de abogados y clubes de música, pero todo eso me llevó a la ruina. Dimití de mi cargo de alcalde, perdí mi trabajo. Me divorcié de mi primera mujer y de mi marido. Hace años que mis escopetas y motosierras acumulan polvo, justo al lado de mi guitarra y mi micrófono, en el bus del grupo. Pero como los viejos rockeros, volvemos. Hace más de seis años que vuelvo a cumplir 34 aunque el dinero escasea tanto como cuando tenía 18, pero vamos a volver a lo más alto. Puedo hacer eso y mucho más. Todo lo que quiera.

En realidad, yo no he hecho nada de eso. No en este mundo. Lo ha hecho todo él, en Popmundo.